Un Estado de flujos de efectivo es una herramienta financiera que muestra la variación neta del efectivo y otros activos líquidos equivalentes de la empresa a lo largo de un periodo.
Un cuadro de flujos de efectivo debe ser capaz de explicar cuál ha sido el origen y en qué se ha aplicado el efectivo de una compañía, entendiendo por efectivo (de forma general pues la legislación de cada país matizará estos conceptos ): la tesorería en caja, los depósitos bancarios a la vista e instrumentos financieros convertibles en efectivo a muy corto plazo.
El estado de flujos de efectivo permitirá evaluar dónde se está gastando el líquido disponible o cuáles son sus fuentes; la capacidad de asumir los costes de financiación de la deuda; el pago de dividendos; posibilitará la predicción de flujos futuros , facilitando la toma de decisiones por parte de los gestores de la empresa, así como el análisis de la misma por los receptores externos de la información. También dejará calcular la capacidad que la compañía tiene para generar efectivo haciendo posible la comparación entre periodos.
Si bien el estado de flujos de efectivo da lugar a conclusiones por sí mismo, lo cierto es que adquiere toda su potencia en conjunción con el balance y la cuenta de resultados. Un análisis conjunto con la cuenta de resultados permitirá chequear la estructura financiera de la empresa, así como diagnosticar posibles problemas de liquidez y solvencia. El uso junto al balance permitirá evaluar los cambios dentro del inmovilizado registrados en el estado de flujos de efectivo y cuantificar el impacto de los mismos sobre la estructura patrimonial.