Lo que hace que la mecánica contable no sea tan obvia es la problemática derivada de la aplicación del principio del devengo.
Este principio, uno de los pilares de la contabilidad contemporánea y dice, en el PGC español, que:
"Los efectos de las transacciones o hechos económicos se registrarán cuando ocurran, imputándose al ejercicio al que las cuentas anuales se refieran, los gastos y los ingresos que afecten al mismo, con independencia de la fecha de su pago o de su cobro."
En resumen, que los ingresos se producen independientemente de que se cobren y los gastos se producen independientemente de que se paguen. Así, una compañía puede dar miles de euros de beneficio y tener la caja vacía completamente pues es posible que no los haya cobrado. Esto puede dar lugar a situaciones paradójicas, pues una compañía que da beneficios tiene que pagar impuestos y si aun no ha cobrado de sus clientes ¿de dónde puede sacar el dinero para pagar al estado? Ocurre otro tanto con impuestos como el IVA, del que las empresas tienen que dar cuenta en muchas ocasiones aunque el cliente aún no haya abonado su deuda.
Pero dejando al margen esta casuística, el principio del devengo es lo que da el verdadero aspecto a la contabilidad actual que de otra forma estaría basada en un criterio de caja y no sería tan... romántica (aunque tal vez más clara).
2012 ©Alfonso Pulido Velasco